20060527

El Maltrato a las Mujeres como Agresión Cultural (parte 2): Una reflexión Cibernética de la violencia intrafamiliar

Las explicaciones positivas tradicionales consideran que los sucesos toman su curso porque algo los impulsa o conduce en esa dirección. Estas explicaciones positivas incluyen conceptos como ‘fuerza’, ‘impulso’, ‘impacto’, ‘transferencia de energía’, entre otros.


Sin embargo, prefiero considerar la opción que ofrece la teoría cibernética, la ‘explicación negativa’ de la que habla Gregory Bateson en su libro de 1972, Steps to an Ecology of Mind, para entender los sucesos que ocurren dentro de un sistema.


Bateson establece que “las restricciones de las que depende la explicación cibernética, pueden considerarse, en todos los casos, factores que determinan desigualdad de probabilidad” (p. 399-400). Así, las interacciones habituales de una familia o bien, la conducta específica de un individuo, pueden explicarse mejor por la negativa. Tomando en cuenta para el análisis, los diferentes tipos y clases de restricciones, que determinarán las interacciones y las conductas.


Para mí, los dos hechos generales – primero, que no soy consciente del proceso de elaboración de las imágenes que veo conscientemente, y, segundo, que en ese proceso inconsciente empleo el conjunto completo de supuestos que aparecen construidos en la imagen acabada – son el comienzo de la epistemología empírica. (Bateson, 1980, pág 35).


Esto lo propone Bateson en su libro Mind and Nature: A necessary unity. Y de paso me permite desligar la idea de que el hombre violento golpea a la mujer con la que vive debido a que, por ejemplo; se encuentra en estado de ebriedad; y de que éste hombre se embriaga porque hay algo que lo motiva o impulsa a eso.

Permite también, poner en cuestionamiento la idea que se desprende de todo esto: que el hombre golpeó a la mujer cuando estaba ebrio, (y que el estar ebrio significa ‘descontrol de impulsos’), por lo tanto esta condición le da al hombre cierta impunidad frente a las consecuencias de sus interacciones, porque al estar ‘descontrolado’ sólo cabe la posibilidad de que algo desencadenó el ‘descontrol’, que anteriormente estaba ‘bajo control’. Ya que si al hombre se le hubiera ‘dejado en paz’, esto no hubiese ocurrido.

Si consideramos el contexto sociocultural en que se da la violencia masculina, podemos encontrarnos con la ideología del patriarcado. De esto se desprenden varios conceptos como por ejemplo:

- La idea de que las mujeres son propiedad de los hombres.

- La idea de que los hombres pueden y deben hacer lo que deseen con sus propiedades.

- El concepto de la ‘jerarquía’ como un ‘orden natural’. Y obviamente de esto se desprende la idea de que el hombre posee un incuestionable derecho a ocupar la posición superior en ese ‘orden natural’.[1]

Para quienes se encuentren en posiciones jerárquicas inferiores, las consecuencias derivan en explotación, desigualdad, abuso, empobrecimiento personal, entre otros.

Paula y Rolando ilustran de manera típica la explicación que bibliográficamente se da como la más común frente a un acto de violencia y abuso por parte del hombre hacia la mujer con la que convive: La respuesta violenta y agresiva se desprende de la biología del hombre ante las provocaciones de la mujer. Esta violencia es capaz de acumularse casi como si fuere una magnitud cuantitativa y por lo tanto; como una eyaculación catártica de ésta, el hombre actúa como actúa. Esta idea y todas las demás que se desprenden desde la ideología patriarcal, se refuerzan de mil formas mediante las prácticas cotidianas y por medio de la literatura (“El señor de los anillos” de Tolkien o el popular “Harry Potter”), series de televisión (como las 'teleseries' en general, por ejemplo), spots publicitarios (no es necesario dar ejemplos), películas ("Arma Mortal" o “Misión Imposible” que tuvo su formato tanto para t.v. como para Cine y en general cualquier rodaje hollywodense), etc.





[1] Claramente se puede apreciar que de este orden natural jerárquico deriva una inconmensurable ‘dosis’ de poder que disminuye a medida que se desciende en la escala jerárquica (¿encontrándose en el último peldaño los niños y en especial las niñas?). Este poder implica sin duda alguna ciertas prácticas de poder que serán ejercidas sobre estos seres con menos derechos (las mujeres).
Cada día los medios de comunicación masivos, las historias familiares, las relaciones de pareja, nos refuerzan de mil maneras diferentes, estas pautas, conceptos e ideas totalizadoras.

5 comentarios:

Irkaahn-Oberek Zortsung dijo...

Que lástima que te hayas sentido aludido por el tema que decidí tocar.
La idea que a ti no te cuadra, es que tú o tus amigos... yo y los míos... y todo ser humano que vive en el lenguaje. Somos seres culturales, que viven dentro de ciertas premisas históricas y sociales. Algunas de estas premisas se manifiestan en el lenguaje como discursos dominantes o totalizadores. Así se explica negativamente por la restricción, la desigualdad de probabilidad de ocurrencia de cierto patrón de interacción entre individuos.
A sí mismo, estos discursos dominantes, actúan como prácticas lingüísticas soporíferas en ciertos individuos totalizados; de esta manera se explica que sigan interactuando con los mismos patrones de acción que los han estado sometiendo durante un tiempo, quizás años... quizás toda su vida.

p.d.: Deberías aprender a redactar y a escribir mejor. Pero de todas formas, felicitaciones por el intento, ¡sigue así!.

Gracias.

Unknown dijo...

Maestro: ¿que propone usted como medida social instrumental o cultural para un cambio de base??
Y otra cosa, creo que es importante poner de manifiesto la ceguera de muchos a hechos tan evidentes sobre todo para gente que tiene acceso mas cotidiano a estas realidades como personal de salud mental en general. Creo que precisamente esa ser{ia una primera medida de importancia: dsepertar la conciencia social de todos frente a estos hechos tan sensibles y debastadores para las vidas de tantas mujeres.
¿Quienes son los que no quieren ver?

Irkaahn-Oberek Zortsung dijo...

Es un punto muy complicado el que usted propone, el de un 'medida social instrumental', debido a que como el problema es a nivel cultural, y yo entiendo la cultura como un circuito cerrado de conversaciones; el dilema está en el lenguaje y sus requerimientos.
La tradición de la que derivamos usa un lenguaje que es un vehículo en el mundo. Yo veo y luego hablo. El lenguaje es un reflejo del mundo. Es una expresión de lo que pienso.
Si miramos el lenguaje, éste no es una manifestación del mundo, sino una forma de práctica (coordinación conductual recursiva de coordinaciones conductuales consensuadas). Por ejemplo, hablar es una forma de coordinarnos, y movernos en coordinación con nuestros cuerpos. Las palabras adquieren su significado como un resultado de la coordinación de personas interactuando. Por ejemplo, en el próximo mundial de fútbol (que yo ansioso espero), hay una coordinación de actividades en que el término "gol" es un resultado y adquiere su significado en una relación. Esto cambia la forma de ver el lenguaje. El lenguaje se usa en nuestras relaciones, no como un espejo, ni como un mapa, sino más bien como un abrazo, una sonrisa o un beso... una forma de práctica.
Por lo tanto, usted está en lo correcto que primero deberíamos 'despertar' del sopor en que nos mantienen los juicios normalizadores y los discursos totalizantes. Y hacernos cargo, a nivel individual e histórico, del concepto de 'la vida como relato o narrativa'.

Unknown dijo...

Reformulo mi pregunta: si a ud le ofrecieran recursos ilimitados para una intervernsión em favor de revertir al menos en parte la situación de la que hablamos, ¿qué haría, o por dónde cree que sería mejor iniciar una acción en este sentido?

Irkaahn-Oberek Zortsung dijo...

aaah... buena pregunta.
Para empezar creo que yo aún estoy en una etapa descriptiva y analítica del problema, como para ofrecer o siquiera tantear una solución definitiva.
Pero, sin duda, luego del limitado análisis que puedo hacer desde mi posición actual, insisto con la explicación negativa y estimo conveniente establecer condiciones nuevas que generen nuevas posibilidades y formas prácticas de ver la vida: contextos para que proliferen nuevas narrativas. Como por ejemplo, abrir instituciones complementarias al colegio, en donde se le enseñe a los niños a aprender a aprender, cuestionando siempre el contenido y la forma de lo que se les entrega. O por ejemplo, intervenir los medios de comunicación masivos, que están facilitando la mantención de discursos soporíferos en las nuevas generaciones.
Creo que en resumen, podría decir que la respuesta sería abrir el campo de visión, porque actualmente estamos consumiendo lo que nos están dejando consumir. Deberíamos poder tener más opciones. Colegios alternativos, diarios alternativos, radios alternativas, canales de t.v. alternativos, etc.
Ultra utópico.